En nuestra vida cotidiana, muchas veces sentimos la presión de querer agradar a todos. Buscamos aceptación, aprobación, y deseamos evitar el conflicto o el rechazo. Pero, ¿qué sucede cuando, a pesar de nuestros esfuerzos, simplemente no logramos caer bien a todos? ¿Qué dice la Biblia sobre esto?
No estamos solas: Jesús tampoco agradó a todos
Es importante recordar que ni siquiera nuestro Señor Jesús agradó a todo el mundo. Aunque fue perfecto, lleno de amor, verdad y compasión, muchos lo rechazaron, lo criticaron y hasta lo odiaron.
En Juan 15:18-20, Jesús les dijo a sus discípulos:
"Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros... Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán." (Juan 15:18,20 RVR1960)
Esto nos muestra que el rechazo no es señal de fracaso espiritual. A veces, simplemente es parte del camino que recorremos como hijas de Dios.
Agradar a Dios por encima de agradar a los hombres
El apóstol Pablo también enfrentó críticas, divisiones y rechazo. Y en medio de eso, escribió con claridad:
“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” (Gálatas 1:10 RVR1960)
Este versículo nos recuerda que nuestra prioridad no debe ser agradar a todos, sino vivir de una manera que honre a Dios. Cuando entendemos esto, dejamos de vivir atadas a la opinión ajena y comenzamos a caminar en libertad.
El amor no siempre será comprendido
Aun cuando actuamos con amor, hay quienes pueden malinterpretar nuestras intenciones. Jesús amó con profundidad, pero muchos no entendieron ese amor. De la misma forma, no podemos controlar cómo los demás interpretan nuestras acciones o palabras.
Romanos 12:18 nos dice:
“Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.”
Esto significa que debemos hacer nuestra parte, buscar la paz, actuar con amabilidad y respeto. Pero también aceptar que no siempre será posible tener una buena relación con todos. Y eso está bien.
Nuestra identidad está en Cristo
Cuando no agradamos a todos, es una oportunidad para recordar quiénes somos en Dios. No somos definidas por los elogios ni por las críticas, sino por el amor incondicional de nuestro Padre.
Efesios 1:6 dice que hemos sido "aceptadas en el Amado", y eso es suficiente.
Un recordatorio para nuestro corazón
No agradar a todo el mundo no significa que estemos haciendo algo mal. A veces, es señal de que estamos caminando con fidelidad. Otras veces, nos invita a examinar nuestro corazón, pero siempre, siempre nos recuerda que nuestra mirada debe estar puesta en Cristo.
Que podamos vivir libres de la necesidad de aprobación, y llenas de la paz que viene de saber que somos amadas, vistas y valoradas por Dios.
¡Dios mediante nos leemos en el próximo post!
Bendiciones