📝Devocional : Amar y cuidar lo que es de Dios
📖Versículo base:
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.” (Mateo 7:12 RVR1960)
📖Versículo de Apoyo : Salmo 24:1
💭 Reflexión:
Tratar a los demás como queremos ser tratadas no siempre es sencillo. A veces cuesta guardar silencio, tener paciencia o perdonar. Pero lo hermoso es que no lo hacemos porque nos resulte natural o fácil, sino porque amamos a Jesús. Servimos a un Dios vivo que escucha, que ve, que siente, y nuestro deseo es obedecerle y hacerle feliz. Él mismo dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” (Juan 14:15).
No se trata de mérito propio. Por nosotras mismas no podríamos reflejar el amor de Cristo; es el Espíritu Santo quien nos guía y nos ayuda a responder con amor. Nuestro papel es estar atentas y sensibles a Su voz, porque Él nos recuerda que cada persona fue creada por Dios y le pertenece a Él: “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan.” (Salmo 24:1 RVR1960).
Por eso, aunque cueste, tratamos a los demás con respeto y amor. Esa es parte de nuestro sacrificio vivo: dejar morir nuestra carne para que el Espíritu Santo se mueva a través de nosotras mostrando el amor de Cristo. Después de todo, ¿qué valor tendría amar solo a quienes nos tratan bien? Jesús mismo dijo: “Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?” (Mateo 5:46 RVR1960).
Cuando entendemos que absolutamente todo y todos le pertenecen a Dios, empezamos a cuidar más nuestras palabras, nuestras acciones y hasta nuestros pensamientos. Y cuando elegimos actuar con amor, lo hacemos como una respuesta a lo que Él hizo primero por nosotras: nos amó, nos perdonó y nos trató con misericordia aun cuando no lo merecíamos.
🤔 Entonces surge una pregunta inevitable: ¿Cómo no cuidar, cómo no amar, cómo no respetar lo que es de Dios?
Veamos algunos ejemplos del día a día:
📌En la familia: cuando alguien nos habla de mala manera, podemos elegir responder con calma. No porque tengamos ganas, sino porque queremos reflejar el carácter de Jesús.
📌En el trabajo o en la escuela: quizá sentimos que no nos valoran, pero podemos seguir dando lo mejor, recordando que trabajamos como para el Señor y no solo para la gente.
📌En las redes sociales: antes de escribir un comentario negativo, podemos pensar: “¿Me gustaría que me lo dijeran a mí?” y elegir palabras que edifiquen en lugar de herir.
📌En la vida cotidiana: dejar pasar a alguien en el tránsito, dar las gracias en una tienda, mostrar paciencia en una fila. Pequeños gestos que hablan del amor de Cristo en nosotras.
🤔Cómo podemos hacerlo:
🙏Orando cada mañana: “Señor, ayúdame a ver a las personas con tus ojos.”
⏸️Pausando antes de reaccionar: Tomarnos un segundo para pensar cómo nos gustaría ser tratadas en esa situación.
✝️Recordando el ejemplo de Jesús: Él lavó los pies de sus discípulos, sirvió con humildad y nos amó hasta la cruz.
👉Podemos poner todo nuestro ser a disposición de Dios en esos momentos en que sentimos que vamos a explotar en la carne, pidiéndole que nos guíe en la manera de contestar para no ofenderle. No porque el otro necesariamente merezca que lo tratemos bien, sino porque nosotras tampoco merecíamos ser salvas, y aun así, por pura gracia de Dios, lo fuimos. Nuestro modo de agradecer es obedecer. ✨🕊️
Comentarios
Publicar un comentario